un manifiesto

“Entrenarnos para ver es descondicionarnos”, dice Jacques Maquet. Y entendemos (queremos entender) des-condicionar como: un des-acomodar la disposición habitual de los objetos, de los conceptos, de la relación concepto/objeto, palabra/cosa que nos rodea; como un des-ordenar las tramas de nuestro ver; un desencajar al sujeto de la cosa: para Re-ver, re-ver-se, re-ver-nos.

Evidenciar la invisibilizada jerarquía de los ordenes, y de ese modo, elucidar la absurda, hegemónica, arbitraria (por tanto transformable) construcción de toda clasificación.

Un des-orden es el signo de una sub-versión, que encabalga el “intelectual” de-construir, el pagano des-mitificar, y el pendenciero y judicializable disturbar.

Pero des-ordenar, es, también, y sobretodo, un re-ordenar. Ya que somos (debemos ser) responsables de nuestras palabras, de nuestros actos, desordenar es siempre re-agrupar, conformar un nuevo orden. A sabiendas que ese nuevo orden estará dado a una inescapable, trágica tarea de ulterior y constante, nuevo, des-orden. Con la in-subordinación a tramas dominantes, instituídas e instituyentes, enclaustradoras de nuestras palabras, trazos, actos, como sino, horizonte, cuanto menos en tanto propósito de un incansable y necesario, siempre vital, entrenamiento des-condicionador.

1 comentario:

  1. “Pero des-ordenar, es, también, y sobretodo, un re-ordenar” me propongo realizar una obra pictórica nueva, una nueva búsqueda, pinceles, óleos, trementina y ahí; la tela en blanco y comienzo a dar pinceladas (podría decir; fin del primer acto)
    Ese cuadro nUEvO, esa ruptura que se desordena frente a la obra anterior, no es yo (cito ahora una fecha; “28 de enero de 2010” - Muere mi viejo) esa obra NueVa se re-ordena… y lo cotidiano, que es mío o de mi padre, no lo sé, el chancho tampoco. El cuadro es otro, NUEVO, distinto y es mío, y es de él, y es, por sobre todas las cosas, un claro desOrden.

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